La
misión de los inyectores es la de realizar la
pulverización de la pequeña cantidad de combustible y de
dirigir el chorro de tal modo que el combustible sea
esparcido homogéneamente por toda la cámara de
combustión.
Debemos
distinguir entre inyector y porta-inyector y dejar en claro
desde ahora que el último aloja al primero; es decir, el
inyector propiamente dicho esta fijado al porta-inyector y es
este el que lo contiene además de los conductos y racores
de llegada y retorno de combustible.
Destaquemos
que los inyectores son unos elementos muy solicitados,
lapeados conjuntamente cuerpo y aguja (fabricados con
ajustes muy precisos y hechos expresamente el uno para el
otro), que trabajan a presiones muy elevadas de hasta 2000
aperturas por minuto y a unas temperaturas de entre 500 y
600 °C.
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